En la virtud de la fortaleza se requiere no dejarse abatir por la tristeza ante la dificultad de los males que amenazan, perdiendo así el valor y la grandeza del ánimo; y no cansarse ante la duración del mal que hay que resistir. En este caso hay dos virtudes secundarias: la paciencia y la perseverancia.
Apostol en Familia N 65
- Apostol en Familia N°64
- Apostol en Familia N°66